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Mostrando entradas de noviembre, 2021

DISTINTO EN LA TARDE

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No la buscaba ni me buscaba. Quizás se buscaba a sí mismo. Su descuido era evidente aunque su ropa pareciera elegante. El pelo ondulado descansaba en los hombros como abatido, como si el peso de la no limpieza, lo obligara a ese reposo. La tarde se despedía y nada la diferenciaba de la de ayer o la de mañana. Salvo él. Y yo, cruzándome en su particular trayecto. Lo vi. Creo que él no a mí. O sí, pero no era importante. Yo no era importante ahí. Eso, ya distinguió esta tarde de las otras. A pesar del gris, caminaba lento. Llevaba una bolsa plástica vacía en su mano derecha. Y digo vacía -al menos desde mi percepción- porque pude notar que el poco viento que corría por la vereda, le ingresaba por la boca, curioso, le recorría las entrañas como buscando algo interesante que sirviera de obstáculo a su irrupción, y salía despreocupado y aburrido, sin hallar sorpresas. Tal vez esa era la novedad... Y no sus zapatos o el suéter coral. Todo el atuendo estaba fuera de contexto si se toma en cue

Endebles techos de plástico

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No fue de un momento a otro. Fue más bien algo que iba apareciendo de a poco en nuestros sentires. Y sobre los últimos minutos, todos quisimos ser ella. Por lo menos por unos instantes. Su grito purpúreo de libertad, expuesto en la más lábil sonrisa, sus hombros descubiertos. Llevaba una maceta mediana, la abrazaba con sus brazos débiles sobre el abdomen. En la maceta se desperezaba frágil un bonsái de jacarandá, que se estremecía en cada una de sus exhalaciones; sus ramitas más largas cosquilleaban su fina nariz y su sonrisa inquieta. Ella subió en el octavo. Para ese momento ya casi no había lugar para nadie más. Cabía solo ella y su maceta cuando entró. Me pareció extraño. El elevador subía, ella bajaba. Unos minutos antes de todo, yo entraba en el edificio con mi sobrino. Lo traía de sus clases de clarinete, unas cuadras más allá, afuera. Mi hermana me había pedido el favor de ir a buscarlo y traerlo de vuelta a casa. Ellos viven en el doce, el último piso. Mi sobrino vuelve de las