AMOR DE OTRO MUNDO

Hoy es el día. Voz en off en mi cabeza para ir narrando en tiempo real lo que aún no creo vaya a pasar. Por fin vernos ¡vaya novedad! pues sí lo es. Esto de ser amante de alguien que no se ve, es una locura que sólo yo me atrevo a vivir. Comenzó a manifestarse de formas muy locas, de repente un escalofrío por la espalda que no daba miedo sino la certeza de que provenía de alguien o algo que inspiraba confianza; luego un "piquito" en los labios que se sentía pero no se veía quien lo daba... incluso pellizcos en zonas no muy púdicas que me hacían saltar de dónde estuviera.

Al principio, claro que sí, me confundía, pensé me estaba volviendo loca. Pero luego, la presencia se hizo tan fuerte, tan consecuente, tan familiar y agradable, que, en unos dos días que no llegó, lo extrañaba, tanto, tanto, que pensé moriría. Andaba lela echando de menos a lo que ya me había acostumbrado, me hablaban y no escuchaba. Mi mente estaba absorta tratando de ubicar a mi amigo invisible. Al tercer día, la casa en algarabía, mis hermanos corriendo, mi mamá gritándole a mi papá por quien sabe qué cosa y yo, ligera de ropas; haciendo el desayuno para ese tropel, revolviendo unos huevos, y que siento sendas manos masajeando mis senos. Quedo muda, no reacciono, solo me dejo llevar por esas sensaciones tan novedosas para mí. De repente siento un olor a quemado y escucho de nuevo a la casa en algarabía, a mis hermanos corriendo, a mi mamá gritándole a mi papá por quien sabe qué cosa y caigo en cuenta que los huevos se volvieron una masa dura, negra, quemada... pobre víctima de mi éxtasis, éxtasis que no era de éste mundo.

-Pedro, esa muchacha está embrujada, anda rara, tenemos que hacer algo- Se devanaba mi madre sumamente preocupada y yo feliz. Feliz pero absorta y, tengo que reconocerlo, con cara de tonta.

Buscaron al padre Miguel para que hiciera un exorcismo, porque yo no podía seguir así, me escondía en las esquinas, hablaba sola, me reía...pero yo sí sabía con quién hablaba, sí sabía con quién y porqué reía. Era él, era mi amigo, quien me dijo en sueños que se llamaba Anselmo y había vivido en esa casa, pero nunca se quiso ir, había sido muy feliz. Me contó un día que, en todos los años fungiendo de presencia fantasmal pero anodina en la casa, había visto ir y venir a muchos propietarios, pero no duraban y en algún punto llegó a pensar si sería por él, aunque se esforzaba siempre por pasar desapercibido. Pero ese 3 de septiembre del año pasado, cuando me vio llegar, con mis escasos 16 años y tan primorosa como la flor más olorosa, supo casi de inmediato, que yo había sido la razón por la cual había rechazado tantas veces a San Pedro con su fajo de llaves. Lo cierto es que el pobre Padre Miguel, luego de hacerme un exhaustivo examen donde me reviso coyunturas, los ojos con una linternita que me pasaba de una lado a otro, de rezar 10 padres nuestros, 5 avemarías y estamparme en la frente una cruz de plata bendita, lo único que le pudo decir a mis padres era que su hija no estaba encantada sino irremediablemente enamorada y en ese caso él, lo único que podía hacer era casar a la enferma. Así mis padres se rindieron a tener una hija loca, que de vez en cuando hablaba sola y hacía "otras cosas", aunque me esforcé, más por ellos que por mí, a hacerle entender a Anselmo que dejara sus demostraciones de afecto a la intimidad de mi alcoba, por la salud mental de los demás habitantes de la casa. Pero bueno, como la naturaleza humana sea de vivo o muerto, es la misma, querernos cómo lo hacíamos para los dos no era suficiente. Necesitábamos sentir la carne viva de ambos, mirarnos de verdad a los ojos, tocarnos y oler nuestras feromonas.

Así que un día Anselmo me dijo en sueños que iba a ubicar un cuerpo, si un cuerpo y que, apenas lo encontrara, me venía a visitar. Y se fue mi amante fantasmal y túvome sufriendo un mes, cuando una nota en una piedra que quebró el vidrio de una de mis ventanas, me decía con letra no muy bonita, que fuera al parque de la esquina porque nos íbamos a encontrar. Y aquí estoy a la espera en un banquito, pensando cómo será, si me irá a gustar, si extrañaré lo volátil y etéreo de nuestros encuentros. Siento unas manos que tapan mis ojos, unas manos firmes y tibias que de inmediato me hicieron sentir unos "pellizquitos" en mis zonas no muy púdicas...y supe con certeza que no, no los iba a extrañar.

ESYLMER RUIZ ©
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Biografía: 

Esylmer Teresita Ruiz Bermúdez, venezolana, licenciada en Contaduría Pública, Corredor de Seguros, Escritora y Poeta perteneciente a la Asociación de Poetas y Escritores de Yaritagua ASOPEY; grupo Grandes Poetas Iberoamericanos, embajadora y mensajera de Valores Universales "La Voz de tus escritos", colaboradora programa radial "Susurros del Viento", "Arte Poética Latinoamericana", Colectivo Mailen Literario Chile y de el canal de YouTube Rincón Poético, "Tres Poemas de Amor", "Brocado & Urbe" y "Te lo cuento" de Andrea Korduner.

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