La señora de vestidos con flores

Era una señora muy hermosa y emperifollada, le gustaban los vestidos con flores grandes de múltiples colores que ella misma se confeccionaba, en una vieja máquina Singer, que con mucho esfuerzo pudo comprar, igualmente cosía unos trajes drapeados que le quedaban de figurín. También era aficionada a los zapatos altos, los tenía de todos los colores: blancos, negros, marrones, rosados, beige e incluso tuvo unos “Carmen Miranda” azules, que en un viaje le trajera María Antonieta Calanche, mejor conocida en el pueblo como La Calancha, dentro de su maleta de sueños y fantasía, los cuales, ella combinaba con la cartera y muy ufana salía a escuchar con mucha devoción, la Misa que daba el padre Torres, aquel cura que un buen día del año 1916 llegó de Carora. Este sacerdote era culto y muy humano, vivía con mucha humildad en aquella vieja casa cural, junto a su tía, Josefa Antonia Arapé, una señora entrada en años y de quien decían los vecinos, tenía mucho dinero. Una tarde se arregló para dar ...