LA LAVADORA CHACA CHACA

Divina, una maestra de pueblo, se enamoró de Prudente, la tristeza fundaba la joroba de su espalda. No era joven ni muy vieja para ese momento. Ni fea ni bonita, más bien podría decirse, sin gracia. A diario salía de su casa a la misma hora a tomar el autobús que la dejaba frente a la escuela donde por años ha enseñado alumnos de primaria.

Divina es conocida por todos los habitantes del pueblo. Es delgada y empinada como el árbol de yagrumo llegado de otras tierras al propio lugar de maíz. La mujer yagrumo con su copa, protegía a cuantos la necesitan del sol o la lluvia, de los desconsuelos y hasta de los fantasmas que rondan el cementerio y los que se esconden debajo de la cama. Sus cabellos teñidos de cobrizo, semejan el rio que atraviesa el pueblo que bañaba su cuerpo y alma taciturna. Ese color se había apoderado hasta de sus huesos, se fue acentuado por tanto sol que llevaba al andar de aquí para allá. Sus ojos son como las bombillas de los postes : tenues, dulces y tristes.

Divina tiene el don especial de ser imprescindible para los vecinos y pobladores de otras localidades. Se acercan para hacerle confidencias de toda índole, le piden auxilio hasta por cosas intrascendentes como:
Divina, ¿Puedes ayudarme a regar las maticas de viudas?, porque voy a salir.
Divina ¿Cómo se lava el tanque azul de 1000 litros para almacenar el agua?
Divina préstame tu vela que tengo miedo, se fue la luz en el pueblo.

La mujer, muy presta: explica cómo se colocan los bloques para saltar dentro del tanque de agua, aprovechar ésta para bañarse y vaciarlo a tobadas para regar las plantas; al final limpiarlo con un trapo con cloro y llenarlo de nuevo con una manguera que se fija a la toma de agua que se encuentra en la finca de Clemente, proceso que se repetía cada 15 días. Ella, además regala luz con la lámpara o con la vela o con sus ojos tenues, dulces y tristes.

Prudente y Divina se conocieron en el viejo bus amarillo que viaja del pueblo a la capital. Prudente no sabe montar caballo, menos aún manejar bicicleta o cualquier otro vehículo, es colector de la unidad de transporte, el bus del pueblo.

La relación comenzó cuando Clemente, a espaldas del chofer y dueño de la unidad, no le cobraba el pasaje a Divina y ella le regalaba una triste sonrisa. Así de simple se consagro el amor de Divina y Prudente. Un poco más tarde contrajeron matrimonio en la sucia y antigua prefectura de la localidad, donde al mediodía se oyen quejidos de los torturados porque allí funcionaba la prisión cuando la última dictadura que azotó el país como hoy la pandemia del Covid 19.

Los ojos tenues y las sonrisas tristes de Divina adquirieron un brillo insospechado por ese largo y ancho amor a Prudente. Se enorgullecía de su hombre, así lo nombraba hasta que apareció la regordeta de cabellos rubios pintados, de sus camisas blancas o a cuadros, almidonadas y perfectamente planchadas, de los sombreros pelo e´ guama de distintos colores para ser combinados con los zapatos y las correas, de acuerdo a la ocasión: bien para ir a los toros coleados o a jugar bolas criollas o viajar en el autobús.

La casa fundada por la pareja era pintada cada año de colores alegres: naranjas, azules o rosas, quizás como talismán en contra de la envidia de las vecinas y la tristeza que se alojaba a la espalda de Divina. Pero lo más significativo de esta relación amorosa era que ella se sentía la dueña del mundo por el obsequio que le hizo su hombre para sellar el compromiso de amor: una lavadora chaca chaca, la cual no podían adquirir las vecinas. Semanalmente la sacada del interior de la casa al porche, la usaba, la limpiaba con un pañito impregnado de cloro, la secaba y la devolvía a un cuarto destinado para un hijo o hija que nunca tendría. La comida diaria la preparaba cantando boleros y la servía de manera puntual en la mesa decorada con un mantel floreado como esos que se usan en el único prostíbulo “La Curva” ubicado a la entrada del pueblo junto a San Miguel Arcángel, donde su Prudente, acudía a entretenerse bendecido por el santo patrón. Ella eso lo entendía clarito tal como lo del juego de bolas, los toros coleados y trabajar tan solo como recolector de bus, allí, donde era más fácil sonreír y hacerse de enamoramientos.

Lo que si no entendió nunca jamás, fue que se enamorara de una joven regordeta, oscura como las noches de los caseríos sin luz, que cantara y bailara reguetón, sudorosa siempre, y que de paso usara esa pintura roja la cual permanecía latente e intacta después de los batidos con agua y jabón, en la chaca chaca. Este hecho lo considero una traición, y las traiciones no se perdonan según su credo. Desde ese preciso instante los ojos dulces, tenues y tristes de Divina se incendiaron.

Del cuarto del hijo o la hija que nunca tendría, sacó un día cualquiera al patio la chaca chaca, ahora no fue para lavar ropa sino a llevar el sol inclemente de los veranos y el agua de lluvia torrencial del invierno. La instaló sobre una plancha de concreto en forma de trono, sembró alrededor unas pequeñas florecitas silvestres blancas con el centro morado, las “viudas” y la increpa, con el incendio en sus ojos, cantando en las tardecitas con tono de reguetón

-¿Acaso no piensas oxidarte, chaca chaca de mis amores?

Cuentan que Prudente partió en esos días de la casa, cantando de igual manera un reguetón. Nadie lo vio partir, sin embargo, existe la certeza que el pelo e guama blanco no está en la sombrerera de madera de la sala de la casa y que aún no ha regresado en el bus. A parte de regar las florecitas, Divina, recorre las calles del pueblo con una Biblia debajo del brazo, pregona la palabra de Dios, saborea heladitos de coco como aquellos que hacía para su Prudente y que tanto le gustaban. Ella espera el reencuentro, eso dice…


Biografía: 

LINDA CRISTINA LÒPEZ .- San Felipe, Estado Yaracuy, 1958. 
Abogada y Contadora, apasionada de la poesía. 
Miembro de la asociación de poetas y escritores Yaritagua. ASOPEY . 
En 1995, junto a varias mujeres conforma el grupo Voces Inéditas para la difusión de la poesía. 
En la Antología Poética “Río de Voces”, 1995, del Ateneo de San Felipe, figuran algunos textos suyos y en el diario Yaracuy al Día y revistas del Ateneo de San Felipe. 

En 2007 fue 1er Premio de Poesía “Rafael Zárraga”, del Instituto Autónomo de Cultura de Yaracuy, con la obra titulada Calendario del Deseo. 
Finalista en el segundo concurso nacional “Cartas de Amor”, 2009, 3er. lugar en el IX Concurso Anual de Cuento Breve y Poesía de la fundación La Librería.



Comentarios

  1. Ocurrente historia y a veces real, refleja ciertos matices de algunas historias que conocemos. Me encanta, la Divina de cualquier lugar puede estar frente a nosotros y aun no lo sabemos

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  2. El amor , que complicado ,que difícil,que bondadoso
    El amor en todas sus formas
    Tiene como
    Protagonista a tantas Lavadoras "
    Mi forma de ver
    Cada palabra
    De sentir
    Es que tengo
    Que amarme
    Perdonarme
    Y no buscar el amor a través de
    Lo que sea hijo ,madre ,amigos ,pareja
    Amar
    A quien nos acompaña desde que abrimos y cerros los ojos
    Hasta nuestro último
    Día
    NOSORTAS

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